domingo, 29 de mayo de 2016

Tiramos la toalla...

...en la playa


Le cumplimos una promesa a Octavio...


Hicimos una pausa y logramos regalarnos un tiempo necesario para nosotros como familia, para recuperar energía y poder continuar con los deberes cotidianos...



Lo disfrutamos mucho y nos prometimos no tardar tanto en regresar al mar...


viernes, 20 de mayo de 2016

Abril

Las niñas del salón del ciclo escolar pasado estaban jugando, de pronto Abril, una niña excepcional, le preguntó a Mayra, la maestra sombra de Octavio:

-Mayra, tú que estudiaste?-
-Ah, yo estudié psicología- le contestó Mayra

Abril regresó a jugar con las demás niñas, pero su carita inteligente denotaba que seguía buscando una respuesta. Después de un rato volvió a acercarse a Mayra y de nuevo preguntó:

-Mayra, ¿pero con lo que estudiaste, también puedes ser maestra?
-Sí, también puedes ser maestra-

Entonces Abril, corrió hacia las niñas, feliz y satisfecha, porque ahora tenía una certeza:

¡Ya sé que quiero ser de grande!

Voy a ser psicóloga, para ser maestra y poder ayudar a los niños como Octavio...

La mamá de Abril me contó que la niña lamentó mucho no haberse podido despedir de Octavio, élla se iba a la primaria y él se quedaría otro año en preescolar. El último día, Abril le llevaba una plantita de regalo con una carta, pero se le olvidaron en su casa y como viven muy lejos, ya no pudieron regresar por ella. Luego Octavio salió un poco antes de vacaciones y ya no se volvieron a ver.

Lo que estoy segura que nunca olvidará Abril, es el haber conocido, convivido, apoyado y guiado a Octavio con mucho cariño. Ninguno de los niños del grupo hizo ninguna distinción, pero élla sí, con un sentido amplio e inclusivo. Abril con su sensibilidad y percepción, sabía que Octavio es diferente y que necesita más apoyo que los demás niños, así que con mucha determinación fue su gran amiga todo el ciclo escolar y junto con Ariel, otra hermosa niña de su grupo, siempre estuvieron al pendiente de él.

Abril es de las niñas que nos han dejado una gran huella, igual que el resto de los niños del ciclo pasado y de este, que está a punto de terminarse.

Me conmovió mucho esta anécdota cuando Mayra me la contó. Me hace feliz darme cuenta de que Octavio y Mayra también le dejaron una huella a Abril, le sembraron una semillita, un deseo que quizá el tiempo vuelva vocación: servir y ayudar... inclusión y amor...

Que así sea, Abril...

Gracias Mayra, por todo tu cariño y la luz con que has guiado a Octavio durante su vida preescolar... tu huella será permanente en nuestro corazón. Mi reconocimiento para tí.