Eres tan valiente y te admiro.
Por regresar tan emocionado a tu alberca.
Por ponerte el gorrito y los goggles.
Por quedarte en shock sin entender nada, porque no sabías que estarías entre tantos niños.
Por tus lágrimas y tu angustia.
Por tu fuerza para reponerte. No pasa nada, es nuestro mantra.
Cada vivencia tuya se te vuelve experiencia y yo se que tengo que soltarte y acompañarte desde el otro lado.
Te vi como un niño, como a todos, entre todos. Me enterneciste.
No puedo más que amarte y estar contigo cuando necesites mi mirada y mis abrazos...