lunes, 31 de octubre de 2011

Fiesta


Vaya, qué estrés... Siento nudos y clavos en los hombros...

¿Por qué me alcanzó el tiempo de la organización de la fiestecita de los dos años cargada de trabajo?

Tengo una entrega final del proyecto en el que trabajé todo octubre y me falta mucho por terminar, tanto que ni siquiera puedo emocionarme porque ya el próximo sábado es la fiesta. La señora que ayuda en casa de la abuela se tomó unas vacaciones por sus pistolas, atinándole a los días en que más necesitábamos de su apoyo, para tener todo listo para el gran día. Pero ni modo, ya está a la vuelta de la esquina, tanto mi entrega del trabajo como el festejo y hay que cumplir con ambas cosas.

Todos mis planes, todas mis ideas para la fiesta se me quedaron en la cabeza y en intenciones, nada más. Ya sólo espero que Octavio se la pase bien. Sé que no lo recordará porque es muy pequeño aún, pero por lo menos, espero que el momento le sea muy agradable.

Casi no conocemos niños pequeños. No tengo muchos amig@s que tengan bebés o niños que vengan a acompañar a Octavio en su festejo. No estoy muy segura de que los que he invitado lleguen y me apena que nos quedemos sin invitados. El tema de los gastos, por una fiesta que será absolutamente borrada de la memoria de Octavio, no me es doloroso, porque pienso que es digno de festejar que tenemos un niño sano que hace dos años llegó para iluminar mi (nuestra) vida. Y claro, este último trabajo está sirviendo para solventar los gastos de la fiesta, que dicho sea de paso, tampoco ha sido un exceso. En realidad va a ser algo muy familiar y casero. Y lo más caro será, quizá, la renta del brincolín, que a Octavio le gusta mucho cuando se sube en el parque y corretea con las pelotas. Espero que por lo menos un par de pequeños contemporáneos brinquen con él ese día.

Si no llegan los niños será un buen pretexto para que los adultos volvamos a ser niños y rompamos las piñatas, comamos dulces y pastel... es más, si hay chance, yo me subo a brincar en el trampolín con Octavio, que es mi sueño incumplido de niña (bueno, no..., seguramente no aguanta mi peso)...

En mi cabeza me imagino la fiesta con los queridos niñ@s de Bety, Mónica, Elena, Náhuatl, Brizia, Lina, Vanessa, Ángela... Dificilmente, por las distancias, será posible, pero les comparto la invitación (diseño de mamá, ilustración de papá) y mi alegría por celebrar estos dos años de ser la mamá del singular pequeño que ama hasta la obsesión la ropa de manga larga y que tiene por juego favorito, empujar su banco amarillo, con el que se abre paso por el mundo, alegrándonos la existencia...

miércoles, 12 de octubre de 2011

Colores


















Me encantan los hilos y estambres de colores. Este es mi equipo de bordado. Ya casi termino la ilustración y empezaré otra que se va para una exposición organizada por Israel. Me gusta esto de bordar, es como dibujar y pintar pero con hilos. Lo que quiero es más tiempo para poder hacer todo lo que quiero...

lunes, 3 de octubre de 2011

Actualización

Terminó mi trabajo en el proyecto de objetos de aprendizaje. En los tres meses y medio pasados, conocí amigos y aprendí. Al principio quería tirar la toalla. Me era imposible pensar en dejar a Octavio tantas horas sin mí. Pero después agarré el ritmo, retomé el hilo de trabajar en un equipo, como un engranaje donde la labor de cada quien es importante para el resultado final. Y me gusta el trabajo fuera de casa. Octavio aprendió a estar sin mi y la pasó muy bien en casa de la abuela. Encontramos una linda señora con la que hicimos click y quien atendió a Octavio como si fuera su propio hijo. Lo procuró, lo arrulló, jugaron, se encariñaron mucho. Juanita, la nana mágica, le digo. Me dió mucha pena tener que dejarla ir, pero tambien era temporal su trabajo. Pero se fue contenta y ganamos una amiga.


También pasamos por un destete largo, doloroso y necesario. No sé por qué, pero de pronto se volvió agresivo y dejó de ser algo placentero. Aún ahora estoy sanándome de las lastimaduras que me hicieron los dientes y la fuerza de Octavio al mamar. Pienso y siento muchas cosas al respecto, pero lo escribiré después en una entrada aparte.

Igualmente hemos pasado meses en los que Israel ha tenido MUCHO MUCHO MUCHO trabajo. Ilustrar dos libros al mismo tiempo nos ha traído mucho estrés y ha obligado a que estemos bastante distantes ya que no puede dejar de trabajar, día y noche. Ya quiero que termine y que esté (mos) más relajados.

Se viene el cumpleaños de Octavio. Yo estaba triste porque al terminar mi proyecto perdía el sueldo seguro, resolvimos algunas cosas con él y hasta me dí el gusto de comprarme algunas cositas y una cámara. Ahora he conseguido otro trabajito para este mes de octubre de medio tiempo, la paga no es mucha, pero creo que podrá servir para festejar el cumpleaños de nuestro pequeño.

Me dí cuenta de que definitivamente en nuestra casa necesitamos trabajar ambos, necesitamos dos aportaciones económicas seguras para salir adelante. Pienso en la educación de Octavio, quiero que estudie en escuelas no tradicionales, que respeten su individualidad y fomenten su creatividad. Para mí es muy importante que aprenda a convivir con otros niños y que a la larga se convierta en un adulto seguro y responsable. Por fín nos estamos poniendo de acuerdo Israel y yo, y esto me da mucho gusto, en la escuela que nos gustaría para él, un Montessori. Para eso tenemos que trabajar mucho. Respeto y admiro muchisimo a quienes educan en casa, pero no creo que sea una opción viable para nosotros.

Ahora nos estamos dando un pequeño respiro en la casa de los abuelos paternos, que tanto nos apapachan. Octavio ADORA a su abuelito. Lo besa, lo agarra de la mano, se ríe, le da topes. Cuando el abuelo está cerca parece que ninguno de los demás existimos. Regresando comienzo mi nuevo proyecto. Octavio quedará de nuevo a cargo de la abuela pero ya sin Juanita, la nana, así que veremos si dejarlo en un Cendi puede ser una opción. Aunque como todas las situaciones nuevas, esta decisión me da temor, pero también el corazón me dice que puede ser algo bueno para todos.

Estamos aquí quienes debemos estar. Quiero que este espacio sea el lugar donde puedo escribir en la noche todo lo que siento, lo que me pasa, lo que sueño, el espíritu de mi diario de papel. Cosas bonitas y otras no tanto. Es una pena que tenga que ser privado, pero también quiero que vuelva a ser seguro, personal e íntimo.


Buenas noches a quienes aun me siguen retroalimentando en este camino de la maternidad.