Los caminos de la vida no son lo que yo soñaba, dice la canción…
A mí siempre me ha parecido cursi celebrar un Día de las Madres pero este es especial para mí porque también estamos cumpliendo un año lleno de dudas y angustia. Un año lleno de tristeza, de llorar hasta doler, de culpa y mucho enojo. Un año de lidiar con crisis, moquetazos, moretones, llantos inconsolables. Un año de ir y venir de las terapias. De llenar mil y un cuestionarios, historias clínicas, instrumentos de evaluación. Pero, junto con un diagnóstico que le puso nombre a la condición de nuestro hijo, también ha sido un año de muchas respuestas, de aprendizaje, de aceptar que la neurodiversidad es una realidad.
Yo decidí ser mamá cuando quise, casi unilateralmente. Me convertí en la mamá que menos imaginaba. No estaba preparada para serlo. Nunca pasó por mi cabeza la posibilidad de que tendría un hijito que me convertiría en una mamá diferente. Sigo en transformación y creo que es para bien. Día a día me doy la oportunidad de sentir, de dejar de luchar con mis emociones y mejor, trato de conectarme con ellas. Estoy aprendiendo a manejar mi enojo y la tristeza se va alejando cada vez más. Ahora me sorprendo de nuevo sintiendo ternura, re enamorándome al ver a mi hijo sonreír, bailar, cantar. Me preocupa el futuro pero trato de no adelantarme tanto, trato de irme paso a paso, avanzando con él.
Soy una mamá diferente y especial , estoy aprendiendo a reconocerme.
Por todo esto quiero celebrarme junto a las mamás especiales que he conocido en el transcurso de este año. No tengo más que mi admiración para éllas, no sólo en el “Día de las madres” sino siempre, en su lucha diaria, en este camino de la vida, que no es lo que yo soñaba pero que es el que es y no hay más que andarlo … Gracias mamás y compañeras de viaje...
A mí siempre me ha parecido cursi celebrar un Día de las Madres pero este es especial para mí porque también estamos cumpliendo un año lleno de dudas y angustia. Un año lleno de tristeza, de llorar hasta doler, de culpa y mucho enojo. Un año de lidiar con crisis, moquetazos, moretones, llantos inconsolables. Un año de ir y venir de las terapias. De llenar mil y un cuestionarios, historias clínicas, instrumentos de evaluación. Pero, junto con un diagnóstico que le puso nombre a la condición de nuestro hijo, también ha sido un año de muchas respuestas, de aprendizaje, de aceptar que la neurodiversidad es una realidad.
Yo decidí ser mamá cuando quise, casi unilateralmente. Me convertí en la mamá que menos imaginaba. No estaba preparada para serlo. Nunca pasó por mi cabeza la posibilidad de que tendría un hijito que me convertiría en una mamá diferente. Sigo en transformación y creo que es para bien. Día a día me doy la oportunidad de sentir, de dejar de luchar con mis emociones y mejor, trato de conectarme con ellas. Estoy aprendiendo a manejar mi enojo y la tristeza se va alejando cada vez más. Ahora me sorprendo de nuevo sintiendo ternura, re enamorándome al ver a mi hijo sonreír, bailar, cantar. Me preocupa el futuro pero trato de no adelantarme tanto, trato de irme paso a paso, avanzando con él.
Soy una mamá diferente y especial , estoy aprendiendo a reconocerme.
Por todo esto quiero celebrarme junto a las mamás especiales que he conocido en el transcurso de este año. No tengo más que mi admiración para éllas, no sólo en el “Día de las madres” sino siempre, en su lucha diaria, en este camino de la vida, que no es lo que yo soñaba pero que es el que es y no hay más que andarlo … Gracias mamás y compañeras de viaje...
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