martes, 16 de diciembre de 2014

Pesadilla

Soñé que en una fosa encontraba ropa. Empezaba a reconocerla, el suetercito de la escuela, la camisa, sus pantalones, era la ropa de Octavio. Rascaba más la tierra y lo encontraba a él. Lo sacábamos vivo.

En eso desperté.

El sueño me dejó muy triste. Para mí no fue más que un sueño espantoso y angustiante, pero para las 44 familias de los estudiantes normalistas esa pesadilla no terminará nunca.

No siento más que un inmenso dolor por esas madres y esos hijos.

Cuánta sangre... cuánto dolor...


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