martes, 29 de junio de 2010

Mamá trabaja en casa

Tengo mucho trabajo y no me doy a basto. Estoy contenta porque desde que nació Octavio no había tenido trabajo. Y ahora cayó y parece que cayó todo junto. Estamos haciendo un libro, un logotipo, una etiqueta, una escenografía y los diseños de los productos de nuestra marca para la venta en un stand de la Feria del Libro. Todo eso, más todas las miles de pausas que tengo que hacer para atender al cada vez más exigente Octavio. Y claro, tener más o menos en orden la casa. Así que avanzo lento, muy lento y eso me desespera, pues tenemos muy cerca las fechas de entrega. Para acabarla, los dos, Israel y Octavio están agripados.

Aunque en momentos de desesperación pienso en que lo mejor sería llevar a Octavio a una guardería, no me gustaría despegarme de él por lo pronto, que es tan pequeño. Puede que sea una solución para mí, para ser más productiva y que pueda trabajar de corrido varias horas, pero siento que tenemos la opción de poder estar con él, en casa, trabajando y atendiéndolo y cuidándolo, con todo el amor que sólo le pueden dar sus papás. Además no sé si podría separame de él. Igual tampoco me concentraría de estar pensando que está lejos con gente extraña...

Para estimular a Octavio, en estos días tan pesados, le pusimos una colchoneta donde puede estar a sus anchas, con juguetes, sonajas y música, mientras sus papás, están cerca, trabajando, diseñando, pintando... Y le ha ayudado, pues parece que no tardando empezará a gatear.

Así, que mejor estoy tratando de aprovechar al máximo el tiempo, la triple jornada, para poder atender todo. Con organización, esto tiene que dar buenos frutos y un mejor futuro para Octavio...

sábado, 12 de junio de 2010

Nubes negras

Ya se va para los cielos
Ese querido angelito,
A rogar por sus abuelos,
Por sus padres y hermanitos.
Cuando se muere la carne
El alma busca su sitio,
Adentro de una amapola
O dentro de un pajarito.
La tierra lo está esperando
Con su corazón abierto,
Por eso es que el angelito
Parece que está despierto.
Cuando se muere la carne
El alma busca su centro,
En el brillo de una rosa
O de un pececito nuevo.
En su cunita de tierra

Lo arrullará una campana,
mientras la lluvia le limpia
Su carita en la mañana.
Cuando se muere la carne
El alma busca su diana,
En el misterio del mundo
Que le ha abierto
Su ventana.
Las mariposas alegres
De ver el bello angelito,
Alrededor de su cuna
Le caminan despacito.
Cuando se muere la carne
El alma va derechito
A saludar a la luna
Y de paso al lucerito.
Adónde se fué su gracia
Adónde fué su dulzura,
Por qué se cae su cuerpo
Como una fruta madura.
Cuando se muere la carne
El alma busca en la altura
La explicación de su vida
Cortada con tal premura,
La explicación de su muerte
Prisionera en una tumba.
Cuando se muere en carne
El alma se queda oscura.

Hace poco, con los sentimientos a flor de piel, volví a escuchar esta canción que de niña oía en un disco de Violeta Parra que ponía mi mamá. A mí me gustaba, porque la relacionaba con mi primito ahogado, a quien a veces visitábamos en el cementerio. La escultura de angelito de su tumba también me gustaba. Como niña, tomaba la muerte con mucha naturalidad y como algo abstracto. Con el milagro de dar vida, comprendes también lo frágil que es. Que la muerte es algo real.


Hay pensamientos que me dan miedo. Quizá porque estar tan expuestos a toda esta ola de violencia que se ha estado desatando cada vez con más frecuencia en el país. A veces siento que un día va a sonar el teléfono avisándonos malas noticias y me da miedo. Me dan miedo los accidentes, las enfermedades, los fuegos cruzados, la mala suerte de estar en el lugar equivocado...

Cuando me entero de cosas como el bullying o abuso entre compañeros de escuela; cuando veo cosas terribles como el incendio de los niños de la guardería; Cuando pienso en el niño de 5 años de una amiga, que se murió cuando lo de la influenza; cuando pienso en el dolor de mis tíos, teniendo que reconocer a sus dos hijos, mis primos, uno muerto ahogado en la pila de agua -el angelito de la canción-, cuando era un bebecito que recién caminaba y el otro, muchos años después, muerto en un accidente automovilístico, cuando ya había terminado la universidad; Cuando me entero que la ciudad tranquila donde vivimos ya dejó de serlo porque andan impunemente los delincuentes, secuertrando, asesinando, dejando a familias enteras sumadas en el dolor por las muertes violentas de sus hijos... O cuando pienso en el día en que moriré y dejaré a mi hijo solo. Lloro mucho, me da mucha tristeza pensar en todo eso.

Pero no se puede vivir con miedo. Ese es un signo de neurosis. Pese a todo, la vida sigue. No sé de dónde saca fuerzas mi tía para seguir viviendo, ni los papás de los niños quemados de la guardería la energía para luchar porque les hagan justicia. Yo me abrazo muy fuerte a mi niño y me sacudo de la cabeza las nubes negras. Por él es que no puedo permitir que el miedo me paralice.

Sé por ley natural que en la vida tenemos que vivir episodios tristes, la pérdida de seres queridos, sentir dolor... Sólo espero no tener que pasar por cosas terribles, que todos estemos bien, que nunca nos pase nada, que vivamos, mientras nos dure, una vida plena y feliz.

{momento}























Con la tía Dunia el día que cumplió 7 meses

jueves, 10 de junio de 2010

Pastelito

Comprobadísimo... es el papel arroz el que causa le las rozaduras. Se había curado ya, habiendo corregido todo lo que probablemente se la causaba y al volver a utilizar la hoja de papel arroz, regresó la piel roja. Así que decidí no volver a utilizarlo, por lo menos, no el de esta marca. Seguramente probaré con la otra marca, porque sí me gusta, creo que con la caca más sólida se facilita mucho el cambio de pañal, pero por lo pronto no se lo pondré.

Papá regresaba del trabajo y Octavio estaba con las nalguitas pelonas, sin pañal, para dejarlo en la libertad y dejar que el aire mejore su piel. Estábamos los 3 en la cama, platicando de la jornada, y Octavio, que había hecho muchas fiestas por ver a papá, de pronto se quedó muy calladito, serio, pensativo, concentrado... El brazo de papá sintió de pronto que algo calientito le cayó encima, y sí... era la marca de Octavio... lo que faltaba que le hiciera. Así que, además de guacareadas, babas y orinadas, ahora fué una linda caquita... un lindo y oloroso pastelito de regalo para demostrarle a papito cuánto lo quiere... :D

Pero, lo que son las cosas, nada de eso nos da asco... y nos dió mucha risa...

Ah... y ya pensé... voy a utilizar los rollos de papel arroz como filtros para el café... seguramente servirán...

miércoles, 2 de junio de 2010

Estrenando Mei Tais


Conocí a Patty, de Rebozitos, y nos hizo dos Mei Tais hermosos. El de hojitas es para mí y el café es para que Israel pueda cargar gustoso a Octavio en la espalda y llevárselo a recorrer el mundo, como lo proyecta en este dibujito.


Me declaro una mamá canguro irremediable... ¡Soy adicta a los rebozos!!!


Y al crío parece que le encanta =D