Se nos quedó el hueco en la casa y en el ánimo, después de casi un mes de estar acompañados por la abuelita paterna. Nos apoyó, apapachó y consintió con mucho amor y dedicación. Su visita me dió mucha tranquilidad ya que coincidió con los días en que tuve que quedarme horas extras en la oficina y trabajar hasta el sábado, así que Octavio estuvo de lo más apapachado por sus dos abuelas. Ellas encantadas y el pequeño parecía un príncipe con su corte de abuelas a su disposición. Lástima que no pudimos salir a pasear más con élla, justamente porque andamos con mucho trabajo. La visita al mar y al acuario se nos quedó en el tintero...
Deseamos que ya acabe el mes para poder tener un respiro y que en septiembre tengamos tiempo para volver a nuestras cosas queridas, como este blog. En septiembre terminamos los proyectos de trabajo, sobre todo, el tan cansado, delicado y agotador de ilustrar dos libros, que es lo que tiene al papá de este nido tan ocupado. Ya falta poco, y podremos volver a nuestras caminatas en el parque Natura, a los tejidos y bordados pendientes, a los domingos dormilones, a tener alguna tarde en el cine como los novios cinéfilos que fuimos, a ordenar y remozar la casa, a irnos a alguna visita a Pachuca y al D.F. en plan de paseo, a planear la fiesta de cumpleaños de Octavio... en fin... ya falta menos...
Hay mucho más que contar... regresaré aquí pronto...
Te esperamos con ansias, un abrazo.
ResponderEliminarQué rico será ese regreso.
ResponderEliminarUn abrazo.
;)