Este año estoy decidida a no tener cosas que no ocupamos y a evitar el consumismo que, a veces, sin darnos cuenta, nos lleva a tener un exceso de productos que nada más equivalen a acumulación, desorden y contaminación. Ahora pienso mucho en las cadenas de producción y todo el camino, muchas veces devastador, que tienen que pasar para llegar a nuestras casas.
Es el caso de los juguetes.
Me llama la atención, sobre todo en Navidad y Día de Reyes, cuánto gastan los adultos en comprarle a los niños juguetes, juegos y aparatos electrónicos que en realidad no necesitan ni piden. Nosotros no le compramos nada en realidad, porque insisto, ni siquiera nos ha pedido nada. No tiene personajes favoritos ni conoce de series ni películas de moda para querer toda la parafernalia. Bueno si, tuvimos un periodo de adicción a Cars al que le pusimos un alto a tiempo. Por otro lado, creo que hay que tener dinero en exceso para poder comprar tantos juguetes. Yo soy de la idea de que si un niño tiene cosas en exceso al final no les da valor.
Nuestro pequeño tiene juguetes, de segunda mano la mayoría o regalos de sus cumpleaños. Tiene algunos favoritos temporales pero en realidad no tiene apego a ninguno en especial. Sin embargo y pese a nuestra ideología minimalista este diciembre he hecho una revisión de juguetes que se nos han ido acumulando y que ni siquiera toca, para hacerlos circular entre otros niños que sí los aprovechen.
Creo que los niños pueden divertirse con cosas simples, juegos con los que se fomente su imaginación. Eso no tiene nada que ver con el comprarles cosas caras y de moda. Octavio se divierte con cajas, empujando bancos, con cochecitos y hasta con objetos que le parecen fascinantes que no son juguetes.
Fuimos al parque, todos los niños llevaban sus motos, helicópteros, carros de contro remoto y personajes de Cars nuevos, sus regalos de reyes. Octavio llevaba una máscara que es de los objetos favoritos de estos días, con la que quiere cargar para todos lados. Los niños aventaban sus juguetes por las resbaladillas. Octavio aventaba su máscara. Se ha divertido muchísimo.
Coincido mucho, aunque si tenemos juguetes, no los necesitan, para nada. Algunas cosas básicas, como una pelota, una cuerda, un palo, un carrito, una muñeca, unos platitos y eso sí muchos libros según yo.
ResponderEliminarTambién es muy útil una mesa y silla de su tamaño y un espejo donde se puedan ver de cuerpo entero y alguna cosa para disfrazarse, jeje ya dije muchas cosas, pero éstas me parecen útiles y no tienen que se nuevas, compradas, de plástico ni mucho menos.
Me parece un círculo viciosísimo ese de trabajar para acceder a un montón de cosas muy caras, el círculo de consumo vicioso, juguetes con baterías para los niños, y iPhones para adolescentes y adultos, entre una gran parafernalia de objetos.
En fin, muy bonitas las fotos y la máscara.
Un abrazo.