sábado, 20 de abril de 2013

Quizás...

Una conversación con una amiga asertiva fue la que detonó todo.

Amiga: ¿Puedo ser sincera contigo?

Yo: Sí, por favor
Amiga: ...la última vez que ví a Octavio sí me parecieron un poco extraños algunos de sus comportamientos, a lo mejor ya se le pasaron y con toda seguridad no son por algo que hayas o hecho o dejado de hacer... pero me parece que está un poco como en su mundo
Yo: Sí, no pela a veces
Amiga: Con mi limitada experiencia observando niños me parece que la manera en que se comporta él es diferente. La primera vez que los visitamos aún interactuaba algo con mi hijo, porque lo reconocía como un par, aunque fuera para rivalizar, eso me pareció bastante común, sin embargo en nuestra última visita no me miró a los ojos o a la cara ni una vez ni a mi hijo, la mayor parte del tiempo nos ignoraba, y claro que no somos parte de su círculo cercano pero eso me llamó la atención. Desde entonces me ha estado preocupando y no sabía como decírtelo.
Puede ser algo pasajero, o no, no lo sé.
Yo: Sí, yo lo he visto. Ahora juega más con los niños de la clase de arte a la que va, pero a mucha gente, aunque le hablen, y las conozca, no les hace caso
Amiga: ¿Mira a los demás a los ojos o a la cara?
Yo: Sí, pero no siempre
Amiga: ¿Y su lenguaje cómo va?
Yo: Ya habla más, ya hace frases más complejas. Demuestra inteligencia, desde mi punto de vista
pero no habla bien aun.
Amiga: ¿Y sus deseos imperantes? como lo de las mangas o no quitarse los zapatos o así?

Yo: Ya van pasando... con el calor ya no le molesta andar de corto... y los zapatos aun no se los quiere quitar pero creo que eso será pasajero también.
Amiga: Yo te recomendaría quizá que lo llevaras a ver si le pasa algo, pero sólo si encuentras alguien con quien de verdad sientas confianza, yo se que puede ser muy estresante, yo terminé llevando a mi hijo a una valoración psicopedagógica, harta de que insinuaran que tenía déficit atencional o asperger o autismo y estaba aterrada. Al final no tenía nada...


Y así, como en el cine, vi nuestra vida en escenas retrospectivas y como si me hubieran dado un baño de agua helada, como si me hubieran arrancado una venda ilusoria de mis ojos, mi corazón temblaba de miedo y mis ojos comenzaron a derramar miles de lágrimas. Mi cerebro se negó a creerlo pero yo sabía que sí, que algo andaba mal... El peor de los mundos posibles se me revelaba.

Seguí el consejo de mi amiga y comenzó nuestro camino en búsqueda de respuestas...


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