viernes, 31 de octubre de 2014

Te quiero con locura, y te necesito...

Hace unos días me encontré un tesoro, guardado entre papeles y fotos viejas. 

Dante me escribió esta tarjeta, tan inmensamente llena de amor, describiendo tan entrañablemente a esa niña que fui, con palabras desde lo más hondo de su paternal corazón. Creo que ahí está escrito todo lo que actualmente Dante, por su condición, no puede decirme. Visionariamente hace 31 años ya me dijo con estas líneas todo lo que hoy necesito para seguir adelante, como una bocanada de ánimo y un abrazo reconfortante. La leo y releo, me congratulo por haberla conservado hasta hoy. Y me alegro de ser hija de Dante, sin duda no sería la mujer adulta en que me transformé, no sin él.


"ya vez, pues, que nunca te olvido; que estás y estarás siempre en mi pensamiento y en mi corazón... y cómo quisiera que conservaras para toda la vida la alegría, la emoción, los sentimientos, el gusto que tienes ahora. Cómo quisiera que nada te causara tristeza o sufrimiento nunca... pero si sucediera, ruego a los dioses, pero más que nada te pido a tí misma, que puedas y sepas encontrar precisamente en tu alegría, en tus sentimientos nobles, en tu inteligencia clara, en las mil emociones de tu corazón, etc. la manera de sobreponerte, de superar los momentos ingratos; la manera de seguir adelante, la manera de hacer las cosas con esmero y con amor, la manera de ir por la vida con la convicción de que -como digo al principio- lo realmente importante es el amor y el entendimiento, y la búsqueda del bienestar de todos..."


Yarim, Ingrid y Dante en la pirámide de la luna, 1981

domingo, 19 de octubre de 2014

Nuestro cumpleaño en el CEDAA

Justo hace un año que llegamos y sin duda nos ha sido de gran ayuda. Insisto que el estar en contacto con otras familias, compartiendo y aprendiendo, es lo que me hace sentir acompañada. Gracias compañer@s de camino. Gracias CEDAA.


miércoles, 1 de octubre de 2014

Nuestra vida en imágenes

Era una muestra de talentos de las familias que tenemos en común el TEA.

Se trataba de darnos cuenta de que las cosas que nos gustan siguen ahí, que no debemos de abandonarlas, que son parte nuestra... y que nuestra vida no está limitada a girar en torno al autismo. En nuestro caso, es la fotografía la que siempre nos acompaña. Quizá por nuestra formación dentro de las artes visuales, las cámaras siempre están dispuestas, listas para disparar en el momento justo.

Se trata de nosotros y de nuestro modo de ver la vida. Casi no tenemos fotos juntos los tres. Así que yo los fotografío a ellos dos juntos. Él nos fotografía a nosotros dos juntos. Yo fotografío casi a diario y en muchos momentos a Octavio y es él, al final quien ocupa nuestras emociones y sentimientos plasmados en las imágenes. Muchas veces esas imágenes dicen mucho más de lo que se ve a primera vista y nos hablan, en ocasiones de cómo percibe el mundo el propio Octavio.

Paisajes, paseos, cielos con nubes caprichosas, sombras, viajes a ciudades maravillosas; gotas de lluvia en una hoja, ver nacer a una mariposa, perros durmiendo, pájaros reposando, grillos comiéndose flores naranjas; los mercados, cementerios, los museos; leer un libro en el parque, el amor de los abuelos, el papá pintando, la mamá orgullosa de su crío...

Dibujamos con la luz y los recuerdos. Israel con Octavio. Yarim con Octavio. Octavio y su peculiar forma de ver lo que le rodea... Y por supuesto la música que hace el soundrack de nuestra historia...