domingo, 12 de abril de 2015

Dante



Hoy soy Yarim niña, tu chula, tu viejita loca, que esperaba con ansias tu llegada a nuestra casa materna en la visita que quincenal y sistemáticamente nos hacías. ¡Este fin de semana va a venir Dante! Y llegabas en la madrugada, mientras yo estaba dormida pero en mi despertar iluminado te vería y que abrirías tus bolsas en la mesa y de ellas saldrían libros, juguetes, regalos o encargos que te hacíamos y que te esmerabas en conseguirnos. Después, el desayuno que a mí me sabía más rico que los catorce días anteriores a tu llegada. El olor del café, de la avena, de la carne asada. Y la música clásica que ponías a todo volumen que era la banda sonora de esos fines de semana emocionantes, amorosos y mágicos. Platicabas interminablemente con mi mamá para ponerte al día sobre nosotros, todo lo que habíamos hecho, cómo nos había ido en la escuela, qué juegos, gustos u ocurrencias nuevas teníamos. Te escuchaba hablar con gran pasión sobre tu trabajo o sobre la política y lo que acontecía en el mundo. El fin de semana transcurría entre muchas lecturas, juegos, pláticas, paseos, comidas, caminatas, risas… y un amor infinito entre tú y nosotros. Hasta el domingo en la tarde, en la que tenías que prepararte para viajar de regreso a México. Y todo se tornaba gris, triste, silencioso. Y te veíamos partir con tus bolsas al hombro. Calculábamos el tiempo en el que el ADO pasaría por la carretera cerca de la casa y esperábamos verte, tú abrías la ventanilla y con tu mano nos decías adiós.

Cómo me gustaban esos fines de semana… pero pasaban tan rápido.

Hoy soy esa Yarim niña, que esos domingos de despedida se sentía tan triste, apesumbrada, vacía, huérfana de ti hasta los próximos quince días en los que la magia volvería contigo de nuevo. Pero hoy se que no volverás pronto, que tu viaje es mucho más largo y que tendré que esperar más...

Tú me construiste Dante, y la materia estelar en la que te convertiste seguirá viajando por el universo, construyendo nuevos átomos que seguirán acompañándome siempre. Octavio sabe que no te volverá a ver, que su abuelo se fue de viaje hasta las estrellas, pero me alegra mucho saber que con su prodigiosa memoria, nunca te olvidará. No te olvidaremos.

Te extraño Dante.
Gracias por tu vida apasionada e intensa.
Gracias por amarme con locura

Yo te amaré eternamente.



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