Texto leído ante los padres de familia de la escuela como parte de un taller organizado por el equipo de USAER, donde hablamos del autismo y por supuesto, de la experiencia de la inclusión escolar de Octavio
Hola mamás y papás
Soy Octavio e igual que
tus hijos, estoy en esta maravillosa etapa donde cada día aprendo cosas nuevas
y cada cosa del mundo es un universo por explorar. Los niños de preescolar
estamos aprendiendo que en el mundo existen muchos tipos de plantas, de árboles, de animales, de
insectos, de peces, y por supuesto, de seres humanos.
Todos somos diferentes: tú eres diferente,
yo soy diferente, todos somos diversos. Yo, por ejemplo, tengo algunas
dificultades, me cuestan trabajo los cambios inesperados, necesito saber con
anticipación lo que sucederá durante el día para poder sentirme tranquilo. Pero
cuando recibo la ayuda necesaria puedo aprender de cada situación y
disfrutarla. Necesito apoyarme con agendas, pictogramas, fotografías e imágenes
para saber lo que sucederá. Soy un aprendiz visual.
Este ciclo escolar, me integré a nuestra
comunidad educativa preescolar y ha sido muy emocionante para mí y toda
una experiencia para mis padres, terapeutas, maestras y maestros y por supuesto
para tus hijos, mis queridos compañeros de grupo.
El primer día fue complicado, no entendía
qué sucedería ni que dejaría de ver a mi mamá, pero sólo durante unas horas,
por lo que me asusté. Los siguientes días fueron menos difíciles porque con las
ayudas visuales y con el apoyo de mi maestra “sombra”, me fui integrando cada
vez mejor, entendiendo, participando y disfrutando de todas las actividades de
cada jornada escolar.
Los primeros meses no quería quitarme los
zapatos para entrar al salón de gimnasia ni podía seguir las secuencias de
ejercicios que me ponía el maestro. Ahora ya puedo hacerlo, y muchas veces
puedo hacerlo yo sólo, cada vez con menos apoyo. Me gusta dar piruetas y
maromas. ¿Sabes qué me impulsa mucho? El apoyo de tus hijos, quienes me animan,
me aplauden y echan porras cada vez que logro hacer las cosas bien.
Me gusta mucho la clase de música, el
maestro ha sido muy cariñoso y comprensivo conmigo y gracias a su empeño me he
aprendido el Himno Nacional, el Himno a la Bandera y el Himno a Veracruz. Y en
los festivales he logrado tocar el pandero, llevar el ritmo e incluso seguir
los pasos de los bailables. Estos logros que a ti pueden parecerte pequeños son
grandes avances para mí.
¿Sabes que tus hijos tienen un corazón
enorme y noble? En estos meses de ciclo escolar, he conocido amistades. Ariel y
Abril han sido las amigas más comprensivas conmigo, saben que me gustan los
abrazos y las cosquillas o saludarlas acercando mi cara a las de ellas, pero
también han sabido darme mi espacio, como cuando no quiero jugar ni quiero que
estén tan cerca de mí, o cuando no respondo ni sonrío, éllas saben que no lo
hago como una descortesía, saben aceptar mi forma de ser sin ninguna clase de
prejuicio. Todo mi grupo me acepta tal cual soy.
Mis padres y yo nos sentimos muy
agradecidos contigo, mamá y papá, de que les inculques a tus hijos el valor de
la amistad, de la aceptación, de la convivencia y el respeto. Me siento feliz,
seguro y cobijado al venir a mi escuelita y ser partícipe
de la alegría, la emoción, los juegos, el cariño que comparten tus hijos y el
impulso que me dan, lo que me anima a seguir aprendiendo.
A mi maestra Ángeles y la maestra adjunta Rosita;
a mis maestras “sombra” Luz y Mayra; a mi terapeuta Liliana; al equipo entero
de USAER; a mis queridos maestros Carlos, Gonzálo y Marco Polo; a las amables
maestras de los otros grupos de segundo y tercero; a nuestra directora, la
maestra Blanca, que encabeza esta plantilla escolar que tan generosamente me ha
abierto las puertas de la escuela y del corazón; a tus hijos maravillosos,
cariñosos e incluyentes…
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