[Nuestros hijos son un reflejo de nosotros y de nuestro mundo interno. En ellos proyectamos todo; nuestros temores, manías, conductas neuróticas, estados de ansiedad, tristeza, alegría, paz mental, todo. Cuando la gente me pregunta cosas como ¿Qué le doy a ese muchacho para que se calme y deje de destruir todo? Les respondo “Cálmate tú” Tomado del blog No me maltrates, soy un niño de Elvis Canino]
Pero cada vez me cuesta más trabajo calmarme yo. Me molesta infinitamente que Octavio me arranque los lentes, me pegue cachetadas y rasguñe en la cara. No soporto que me pateé o que me muerda. En el súper, las papelerías, el parque y casi en cualquier lado estamos luchando siempre, él por soltarse de mi mano, irse corriendo sin ninguna noción del peligro, yo porque se quede a mi lado. Como no lo dejo, me agrede. Entonces no hay tiempo fuera que sirva, ni para mí ni para él. Y nos enojamos. Y las salidas y paseos, que deberían ser placenteros se vuelven muy desagradables. Y la calma tarda en llegar a ambos. Mi enojo me hace pensar en que "no quiero volver a salir con él" y la frustración me hace sentir que soy la única mamá en el mundo con un niño así.
Pero sé que debemos encontrar la calma, la paciencia, la comprensión, porque él es sólo un niño de dos años
No me maltrates, soy un niño!!!!!!!: CUANDO MÁS TE NECESITO!!!!!!!!: "Quiereme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite." (Dr. Jeckyll- Robert Louis Stevenson)
sábado, 21 de abril de 2012
martes, 17 de abril de 2012
La disyuntiva: continuar o dejar la escuelita
Octavio va para tres meses que va al CENDI (Centro de Desarrollo Infantil, lo que yo llamo la escuelita y que comúnmente todos llaman la guardería)
El primer día se quedó muy contento y emocionado con la cantidad de juguetes, juegos, colores, novedades que encontró, pero cuando se dió cuenta de que se quedaba ahí, sólo, sin mamá, la idea de quedarse ya no le parecío tan bien. Así que empezó a llorar. Lloraba desde que se daba cuenta en casa de que nos estábamos arreglando para ir a la escuelita. Lloraba desde que veía dar vuelta el coche y tomar la dirección del Cendi. Después faltó, muchos días porque se empezó a enfermar muchísimo, desde la gripa, la tos y fiebre hasta una erupción tipo varicela pero que fue una alergia. Entonces entramos en un ciclo en el que iba a la escuela unos días, luego se enfermaba, luego se quedaba en casa y se reponía, luego regresaba a la escuelita y volvía a empezar el ciclo. Después, un mal día, Octavio fue agredido por otro niño, que lo mordió cuatro veces en la cara.
Entonces me puse a analizar los pros y los contras de que Octavio vaya a la escuelita y creo que principalmente lo bueno de que vaya son dos cosas: obtengo tiempo para mí, para poder trabajar y lo segundo, que él convive, se integra, "socializa", tiene más actividades lúdicas y didácticas, desarrolla habilidades, etc. Los contras ya los numeré en el párrafo anterior.
Así que nos pusimos un plazo: si este mes Octavio sigue llorando y enfermándose, veremos un plan b, es decir, organizarnos para que él esté con nosotros, contratar a alguien que nos apoye para cuidarlo mientras yo tenga que trabajar, pero todo desde casa. Ya no quiero seguirlo exponiendo a tanta enfermedad y estrés, siendo tan pequeño, en realidad, no hay necesidad de hacerlo pasar por tantos tragos amargos a su tan corta vida.
Después de una semana de vacaciones de Semana Santa, Octavio regresó a la escuelita y ya no se queda llorando y me reportan que realiza las actividades, que juega con los otros niños, que ya usa más la cuchara para comer solo. Lo encuentro muy contento cuando voy a recogerlo [sin embargo, en casa se ha vuelto, otra vez, a poner agresivo, particularmente conmigo, lo que no me gusta nada y de lo que hablaré la siguiente vez].
Pero estamos en "observación", veremos qué pasa, si continúa asistiendo o si deja de ir y lo dejamos estar en casa, aplicándonos para jugar con él y ponerle las actividades que hace en la escuelita, en casa, llevándolo más al parque, la clase de música, el taller de lectura de Bunko, es decir, lugares donde conviva con otros niños. Nunca me había planteado la idea de hacer escuela en casa,pero al nivel "académico" de Octavio, creo que lo que necesita es estar con mamá [y papá, pero él casi nunca puede, por el trabajo] y jugar, jugar y jugar, para aprender y divertirse a la vez. Yo creo que puedo hacerlo, siempre y cuando esté bien organizada con mi trabajo y para dedicarle horas exclusivas y de calidad a Octavio.
El primer día se quedó muy contento y emocionado con la cantidad de juguetes, juegos, colores, novedades que encontró, pero cuando se dió cuenta de que se quedaba ahí, sólo, sin mamá, la idea de quedarse ya no le parecío tan bien. Así que empezó a llorar. Lloraba desde que se daba cuenta en casa de que nos estábamos arreglando para ir a la escuelita. Lloraba desde que veía dar vuelta el coche y tomar la dirección del Cendi. Después faltó, muchos días porque se empezó a enfermar muchísimo, desde la gripa, la tos y fiebre hasta una erupción tipo varicela pero que fue una alergia. Entonces entramos en un ciclo en el que iba a la escuela unos días, luego se enfermaba, luego se quedaba en casa y se reponía, luego regresaba a la escuelita y volvía a empezar el ciclo. Después, un mal día, Octavio fue agredido por otro niño, que lo mordió cuatro veces en la cara.
Entonces me puse a analizar los pros y los contras de que Octavio vaya a la escuelita y creo que principalmente lo bueno de que vaya son dos cosas: obtengo tiempo para mí, para poder trabajar y lo segundo, que él convive, se integra, "socializa", tiene más actividades lúdicas y didácticas, desarrolla habilidades, etc. Los contras ya los numeré en el párrafo anterior.
Así que nos pusimos un plazo: si este mes Octavio sigue llorando y enfermándose, veremos un plan b, es decir, organizarnos para que él esté con nosotros, contratar a alguien que nos apoye para cuidarlo mientras yo tenga que trabajar, pero todo desde casa. Ya no quiero seguirlo exponiendo a tanta enfermedad y estrés, siendo tan pequeño, en realidad, no hay necesidad de hacerlo pasar por tantos tragos amargos a su tan corta vida.
Después de una semana de vacaciones de Semana Santa, Octavio regresó a la escuelita y ya no se queda llorando y me reportan que realiza las actividades, que juega con los otros niños, que ya usa más la cuchara para comer solo. Lo encuentro muy contento cuando voy a recogerlo [sin embargo, en casa se ha vuelto, otra vez, a poner agresivo, particularmente conmigo, lo que no me gusta nada y de lo que hablaré la siguiente vez].
Pero estamos en "observación", veremos qué pasa, si continúa asistiendo o si deja de ir y lo dejamos estar en casa, aplicándonos para jugar con él y ponerle las actividades que hace en la escuelita, en casa, llevándolo más al parque, la clase de música, el taller de lectura de Bunko, es decir, lugares donde conviva con otros niños. Nunca me había planteado la idea de hacer escuela en casa,pero al nivel "académico" de Octavio, creo que lo que necesita es estar con mamá [y papá, pero él casi nunca puede, por el trabajo] y jugar, jugar y jugar, para aprender y divertirse a la vez. Yo creo que puedo hacerlo, siempre y cuando esté bien organizada con mi trabajo y para dedicarle horas exclusivas y de calidad a Octavio.
miércoles, 11 de abril de 2012
¿Sabemos qué hacer en una emergencia?
Pasa que cuando eres más joven y sobre todo, cuando no tienes hijos, nunca piensas en lo frágil que es la vida, se siente uno inmortal. Ahora como mamá, me preocupa faltarle a mi hijo y acontecimientos como los recientes me recuerdan que la vida es ésta, que hay que cuidarnos e informarnos para saber cómo reaccionar ante eventos que nos sacan de la cotidianidad.
Hace tres semanas tembló en México. Hacía mucho tiempo que no sentía un temblor tan fuerte. Estaba en el tercer piso del edificio donde me encontraba trabajando y comencé a sentirme muy mareada cuando me di cuenta de que estaba temblando. Se encendió la alarma sísmica. Me asusté mucho y bajé por las escaleras comunes, no por las de emergencia. Mi primera reacción fue correr pero recordé que hay que mantener la calma. Todos los trabajadores desalojaron los edificios que se movían como gelatina y se concentraron en los puntos de encuentro. Después fue un caos con las líneas telefónicas y no podía comuncarme con mi mamá que tenía a Octavio en su casa porque ese día no fue a la escuelita, ni con Israel que estaba trabajando en nuestra casa. Ni los celulares ni los teléfonos fijos servían. Mucho rato después logré hablar con ellos y todo estaba bien.
Al día siguiente además de otro temblor, hubo una balacera y un mega operativo policiaco muy cercano a donde estaba. Se cerraron las dos carreteras que dan acceso al edificio por muchas horas así que tuve que llamar a Israel para fuera a recoger a Octavio a la escuela y se lo llevara a casa de mi mamá hasta que yo pudiera salir del trabajo.
Estos dos hechos me hicieron pensar en varias cosas que generalmente pocas veces tengo en cuenta.
Aquí hay un plan de emergencia y acá está otro para armar una mochila de emergencia en casa, bastante útil, para estar preparados.
Repito, la vida es frágil, pero la información y la prevención pueden hacer la diferencia...
Hace tres semanas tembló en México. Hacía mucho tiempo que no sentía un temblor tan fuerte. Estaba en el tercer piso del edificio donde me encontraba trabajando y comencé a sentirme muy mareada cuando me di cuenta de que estaba temblando. Se encendió la alarma sísmica. Me asusté mucho y bajé por las escaleras comunes, no por las de emergencia. Mi primera reacción fue correr pero recordé que hay que mantener la calma. Todos los trabajadores desalojaron los edificios que se movían como gelatina y se concentraron en los puntos de encuentro. Después fue un caos con las líneas telefónicas y no podía comuncarme con mi mamá que tenía a Octavio en su casa porque ese día no fue a la escuelita, ni con Israel que estaba trabajando en nuestra casa. Ni los celulares ni los teléfonos fijos servían. Mucho rato después logré hablar con ellos y todo estaba bien.
Al día siguiente además de otro temblor, hubo una balacera y un mega operativo policiaco muy cercano a donde estaba. Se cerraron las dos carreteras que dan acceso al edificio por muchas horas así que tuve que llamar a Israel para fuera a recoger a Octavio a la escuela y se lo llevara a casa de mi mamá hasta que yo pudiera salir del trabajo.
Estos dos hechos me hicieron pensar en varias cosas que generalmente pocas veces tengo en cuenta.
- Tener el celular con saldo. Sirve de poco tenerlo sin crédito porque aunque me puedan llamar a mí, yo no puedo hacer llamadas urgentes. Claro, no dejarlo olvidado.
- Tener a la mano los números telefónicos importantes. Anotarlos en una agenda de papel o en una hoja impresa a la vista. Mal vicio es tenerlos sólo guardados en el celular y ya no anotarlos y mucho menos recordarlos. Asegurarse de que la familia y la escuela tienen el número de móvil y el fijo del lugar donde estemos.
- Tener un plan familiar de acciones. Qué hacer ante un acontecimiento fuera de lo común, como un sismo o una balacera (que desgraciadamente ambos son bastante comunes en estos ultimos tiempos). Saber qué lugar va a ser nuestro punto de reunión. Saber quién puede recoger a Octavio si ni yo, ni Israel ni la abuela pueden hacerlo en un caso extremo.
- Conocer las salidas de emergencia. Yo bajé por la escalera común y muy pocas personas habían bajado por ahí, ya que la mayoría en el edificio tienen claro que hay salidas y escaleras de emergencia para esos casos. Yo ni siquiera estaba enterada de dónde están.
- No dormir desnudos. Porque nunca sabes si tienes que salir rápidamente en una emergencia durante la noche.
- No cerrar la puerta de la casa con mil cerrojos y seguros si estamos dentro. En el nerviosismo por querer salir, no se encuentran las llaves o la puerta se atora.
- Por supuesto conservar la calma. No correr. No empujar. No gritar. Además tener los papeles importantes a la mano. Tener un botiquín y una despensa de superviviencia.
- Conocer el plan de emergencias de la escuela. Después de los temblores yo pregunté y ya me dijeron cuál es su ruta de evacuación y las acciones. Éllos hacen simulacros regularmente.
Aquí hay un plan de emergencia y acá está otro para armar una mochila de emergencia en casa, bastante útil, para estar preparados.
Repito, la vida es frágil, pero la información y la prevención pueden hacer la diferencia...
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