He tenido grandes experiencias con él. Desde que nació me conquistó, era un bebé muy risueño. Después yo me fui a vivir a San Luis y no tuve mucho contacto con él desde entonces, pero en las ocasiones en las que voy a visitarlo me da mucho gusto verlo, me encanta que le guste nadar, que le guste bailar y me hace reír mucho cuando nos canta la canción del Torito Jarocho. Me dio mucha emoción verlo bailar y ser feliz el día de mi boda.
Siento un gran compromiso al formar parte de esta causa, ya que tengo el deseo de cumplir el propósito que tenía mi padre antes de morir, que era el de llevar a Octavio a una escuela especial para que le dieran la atención adecuada. Entonces aquí estamos echándole todas las ganas para apoyar a Octavio y a la familia del Cedaa, a hacer conciencia en las personas para que aprendan no juzgar, a ser inclusivos y a ponerse en los zapatos del otro.
Dunia Gómez, marzo de 2016
Dunia Gómez, marzo de 2016
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