lunes, 29 de noviembre de 2010

Trueque de diseños

Para mi ha sido muy dificil encontrar el punto en el que me pueda sentir al 100% satisfecha por ser una mamá que trabaja en casa. Este año con la crisis económica por un lado y por otro, con mi dedicación absoluta a Octavio, me ha sido muy dificil conseguir proyectos pagados. Los clientes que he tenido, institucionales generalmente, vieron en este año totalmente mermado su presupuesto, por culpa de las campañas políticas y por lo que no me contrataron como en años pasados, que no me quejaba, me iba bien trabajando de freelance.

Y de mi época de trabajo en oficina, sobre todo lo que extraño es tener un sueldo seguro, que sustente mis necesidades, las de mi hijo y sobre todo, con el que pueda compartir los gastos de la casa. Veo a Israel casi colapsado porque la situación económica parece ahorcarnos a veces.

Ha sido un año muy duro.

Por otro lado, me siento totalmente satisfecha por estar invirtiendo todo mi tiempo en la crianza de mi chiquitín. Su primer año realmente se nos ha ido rapidísimo y francamente no quisera separarme de él para irme a buscar de nuevo un trabajo de 8 horas de oficina y tener que dejarlo esas horas con alguien que lo cuide o en una guardería. Quiero verlo crecer sus primero años conmigo, con nosotros, disfrutarlo al máximo. Son años importantísimos e irrepetibles, y quiero estar ahí, no quiero perdérmelos y después darme cuenta de que, en un abrir y cerrar de ojos, mi chiquito ya creció, ya se va a la universidad y que de pronto ya haya volado del nido.

Por eso, estos consejos de Mamá Trabaja en Casa sobre el intercambio de bienes por servicios por me parece que pueden ser una buena opción. Yo lo he hecho. Y me ha gustado la experiencia porque haciendo lo que sé hacer puedo obtener algo que quiero y que en este momento no puedo comprar.

La primera vez que lo hice fue cuando intercambié el diseño de las tarjetas de presentación y volantes de la hermana de mi amiga Paulina, para promocionar su consultorio dental.

Y ella me dió como pago, la cunita que fue de su hijo y que Octavio utilizó sus primeros meses, antes de que nos hicieramos adictos al colecho.


La segunda vez que intercambié mi trabajo fue con Elena, a quien le diseñé unas etiquetas para marcar los útiles y la ropa de su hijo para el kinder.


Las cambié por hojas de papel arroz para los pañales de tela que ella tenía de sobra.
Lo malo es que han habido problemas con el envío y no me han llegado, ya no se si se perdieron en el camino o qué pasaría. Pero bueno, sigo esperando que ese intercambio se haga efectivo, porque además, ya se nos están terminando las hojas y pronto nos harán falta.

El último intercambio, que me tiene muy emocionada, lo hice con Mamá Gallina. A ella le hice el diseño del logotipo para su tienda en línea que estará orientada a la venta de cosas para los niños y sus mamás, para el hogar y la familia en general. Se llama NuNa, que en maya significa "alma". Estoy contenta de que le gustaron las propuestas, aunque les seguimos haciendo algunos ajustes al diseño. Quizá trabajemos juntas también para el diseño de su página web.


Con Mamá Gallina intercambié el diseño de NuNa por unas cubiertas y broches para pañal de tela, lo que me tiene realmente contenta. Espero el envío con mucha emoción.


Mientras las cosas con mi economía mejoran, creo que el trueque es una buena manera de trabajar, solidarizarse con otras mamás que necesitan resolver algunas cosas de diseño y obtener a cambio, en este caso, productos que me hacen falta para Octavio, aunque estoy abierta a las propuestas de pago en especie que me hagan, quizá algo para mí. Siempre es emocionante hacer intercambios. Aquí se encuentran algunos trabajos míos, para quien quiera conocer algo más de lo que hago. 

Así que soy toda oidos para quien le interese hacer trueque de diseños, que es lo que mejor sé hacer.













miércoles, 24 de noviembre de 2010

El dia 364

A VER SI ASÍ APRENDES!

Lo voy a escribir para no olvidarlo, quisiera olvidarlo pero no debo. Lo escribiré sin extenderme mucho, pero no dejo de escuchar los gritos desesperados del reclamo de Israel A VER SI ASÍ APRENDES! A VER SI ASÍ APRENDES!. Y claro, me sentí y todavía con mucha pena, la mamá más mala y descuidada del mundo.

La tarde previa al cumpleaños de Octavio fuimos a hacer compras para el festejo que le hicieron sus abuelos. Yo lo llevaba cargado en el mei tai pero ya estaba llorando, aburrido... Tontamente yo, para entretenerlo, le di un paquete de galletas para que jugara y tuviera algo en las manos. Pero obvio, no lo dejó en sus manos, se lo llevó a la boca y con los dientes tipo navaja que tiene, lo mordío hasta que lo rompió. Todo pasó muy rápido, y subestimé la capacidad de un bebé y el riesgo de accidentes. En fin, cuando me di cuenta vi que el paquete estaba roto y que le faltaba un pedazo. Lo saqué del mei tai, le abrí la boca y le vi el pedazo de papel metálico en la garganta. Se lo traté de sacar, el lloraba horrible, muy espantado. La gente al ver nuestros movimientos trató de ayudarnos, haciendo maniobras contra la asfixia. Llanto, gritos, desesperación... horrible, no quiero ni recordarlo.

Paramos en la Cruz Roja. El niño lloraba y gritaba, signo de que no estaba obstruida su respiración. La abuela de Octavio se cayó al bajarnos del taxi que nos llevó al hospital. Israel entró con los paramédicos a la revisión, a mí me sacaron. Busqué la manera de entrar. Lo logré. Más llanto. Más reclamos. Más enojo. Mucho miedo. Mucha culpa.

Los médicos me explicaron, el bebé no estaba morado, gritaba, lloraba, no tenía obstruídas las vías aéreas. Ya no se le veía nada en la garganta, se lo tragó. Ahora tenía que esperar entre doce y veinticuatro horas para que lo expulsara. Si no, habría que pensar en un ultrasonido para ver en qué parte de los intestinos estaba. En algunos casos hasta se tiene que recurrir a la cirugía. Así que revisé cada uno de los pañales hasta que, justo un poquito antes de la hora de la fiesta de cumpleaños, ví el mentado pedazo de papel metálico que ya había salido.. Era grande, de unos 5 cms. Llamé a Israel para que lo viera en el pañal. Casi lloramos, de nuevo, al pensar que eso pudo haber asfixiado a Octavio.

La abuela se hizo un esguince al caerse. A Octavio le duró muchos días el llanto, el susto, no quiere separarse de mamá, más que nunca odia que lo acueste para cambiarle el pañal, por supuesto está aterrorizado cuando tiene contacto con médicos, como hace días que lo vacunaron y le volvió el mal recuerdo.

El día de la fiesta de Octavio él pareció olvidar todo y se la pasó contento, divertido, jugando con los niños, correteando y comiendo gelatina, como si lo vivido la tarde anterior nunca hubiera sucedido. Pero no dejó de sentirse entre todos una sensación de tristeza porque vivimos un momento muy desagradable y potencialmente muy peligroso, la historia pudo haber sido distinta.

Ahora ya estamos mejor, la abuelita menos adolorida, Octavio más tranquilo y nosotros también. Ya no hay reclamos. Ya pude, por fin, escribirlo para sacar el episodio de mi cabeza, pero para recordar que ninguna precaución es suficiente. Los accidentes pasan en un segundo pero muchos, muchos podemos evitarlos.


Y sí, efectivamente, así, lo aprendí...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Coser, tejer, bordar, AMAR...

Siempre he creído en la importancia de la música como acompañante de cada momento de nuestra vida. Hace poco perdí toda la música que tenía en mi Ipod y me dolió porque cada canción, cada grupo, cada pieza musical eran parte de momentos especiales de mi vida. El Yarim´s Life Soundtrack. Escucharlo era como abrir un album fotográfico, lleno de recuerdos. Imposible recuperar todo. Ahora mi Ipod está vacío. Y puede ser símbolo de que ahora, desde que soy mamá, vivo una nueva vida. Así que habrá que llenarlo con música nueva.

Conocí esta canción por la querida y dulce amiga colombiana Lyn. Me llega ahora que, a raiz de mi maternidad, se me ha metido a la cabeza que quiero aprender a coser, tejer y bordar.


Cuando era niña estudié talleres de costura, tejido y bordado en las clases de trabajos manuales de la primaria. Aunque aprendí, nunca les presté demasiada importancia y jamás volví a practicar. En la secundaria preferí elegir el taller de Danza en vez del de Industria del Vestido.

Hasta hace unos años pensaba que saber coser, tejer y bordar era cosa de mujeres educadas para ser buenas esposas, como las que menciona la guía del último post de Azulitoclaro en su blog La casita de Irene. Y como yo nunca he querido ser una buena esposa de esas ;), soy Yarim, la mujer insumisa que se olvidó lo que aprendíó de niña y ahora no se ni siquiera cómo se le pone el hilo a la máquina de coser :S.

Pero ahora quiero aprender. Creo que va más relacionado con amar y crear cosas para quieres se una ama. Justo ahora me parece que en esta frecuencia, me ha llegado el momento de poner manos a la obra. Me encantan las mercerías, los hilos de colores, los estambres, los retazos de tela. Me encanta y admiro lo que hacen con sus manos y creatividad muchas mujeres, como La Chili, que pronto dará cursos virtuales de costura. Me gusta mucho encontrar cosas bonitas en la red y me pregunto si yo seré capaz de aprender y llegar a hacerlas también.

Ayer me fui a ver máquinas de coser. Quiero comprarme una! En mi ciudad hay dos escuelas, una muy cercana a mi casa, y me estoy planteando muy seriamente entrar a clases de corte y confección.

Hoy empiezo a bordar un dibujo de Papá y Octavio dándose besos. Lo quería hacer en un babero. Pero como me urge empezar, lo haré para una servilleta o quizá en una playerita blanca. A ver qué tal me queda. Tanto deseo empezar, que anoche soñé que estaba en Barcelona y decía vaya, qué bueno, estoy aquí y me puedo ir a tomar los talleres de Duduá. Desperté y dije, hoy es el día, hoy empiezo... 

Y no seré una buena esposa pero sí una hembra humana que quiere crear  y amar...