"Una mañana, el Gigante estaba en la cama todavía cuando oyó que una música muy hermosa llegaba desde afuera. Sonaba tan dulce en sus oídos, que pensó que tenía que ser el rey de los elfos que pasaba por allí. En realidad, era sólo un jilguerito que estaba cantando frente a su ventana, pero hacía tanto tiempo que el Gigante no escuchaba cantar ni un pájaro en su jardín, que le pareció escuchar la música más bella del mundo..."
El gigante egoísta
Óscar Wilde
Casi todos los viernes visitamos al abuelo Dante.
Dante es mi papá y es sobreviviente de un infarto al corazón y de enfermedad vascular cerebral, por lo que desde hace casi 7 años no se mueve independientemente, sólo utiliza el lado derecho de su cuerpo. Dante estuvo muy muy grave. Pensamos que no sobreviviría y que si lo lograba sería en muy malas condiciones. Por fortuna, está muy bien. Su capacidad cerebral y mental es muy buena, aunque tiene episodios de desconexión, a veces con cosas del pasado, o a veces piensa que sigue activo y que se tiene que arreglar para irse a trabajar.
Cuando Dante enfermó aún no se quería jubilar de su trabajo en la universidad. Dedicó todos sus años con pasión a las bibliotecas, de las que fue director. Trabajaba, creo yo, en exceso. Como sea, siempre pensó que cuando se jubilara podría leerse todos los libros de su biblioteca personal (El jardín del gigante), escribir un blog con sus reflexiones sobre libros y bibliotecas e ir a recoger a sus nietas a la escuela. Pero se enfermó y me apena mucho, muchísimo que no haya podido hacer nada de lo que planeaba.
Dante disfruta mucho de nuestras visitas. Le gusta mucho que yo sea mamá y que Octavio sea tan ocurrente y simpático. Octavio parece entender que el abuelo tiene esa condición y lo asume con toda naturalidad. Lo ve y le gusta pedirle del bocado que esté comiendo. No le da besos pero le da tope, como una cabrita amorosa. Además, Octavio, con su continuo gusto por empujar, intenta por todos los medios de hacer que la silla de ruedas del abuelo avance. Con gusto lo sacaría a pasear a la calle.
Octavio tiene un abuelo materno muy interesante, inteligente y amoroso. Dante dice que quiere que Octavio ya sea más grande para platicar con él sobre la filosofía de la vida. Tienen mucho que decirse. Esperemos que haya mucho tiempo para que se sigan disfrutando y amando. Que el sueño de Dante se cumpla, quizá un día, pueda leer todos los libros de su biblioteca personal acompañado de su querido nieto... que el gigante le comparta de su jardín a su pequeño niño favorito.
Que bonito, espero que sí, además con niños listos como éstos muy pronto se puede reflexionar sobre cosas profundas.
ResponderEliminarApenas publiqué mi post del jardín y vi que tu también tenías esa palabra en el tuyo, que simpástico, yo también espero mi vejez para leer mucho.
Un abrazo, gracias por compartinos de tu vida.
Gracias Chili querida! Ahora me paso a visitar tu jardin... Abrazos!
ResponderEliminarQUé lindo. Y qué duro. Pero los chiquitos son esperanza y luz. Me alegro de que Octavio pueda disfrutar a su abuelo y también que él, Dante, pueda gozar con ello. Verás que sí disfrutan del jardín del gigante, leyendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una foto simplemente encantadora!!!
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