El viernes me caí. Por fortuna no pasó nada, mas que un susto tremendo porque estaba sola. Me resbalé en el baño o más bien, me quise bañar sentada y la silla estaba muy endeble y se cayó conmigo encima. La misma silla amortiguó el sentón pero mi cabeza golpeó contra la pared. Nada grave pero me asusté mucho. Pensé mil cosas, pero sobre todo me dió miedo que el golpe hubiera sido muy fuerte y que empezara a ver borroso o más borroso de lo normal, ya que soy miope, como preámbulo a algún desmayo. Pero no. No me desmayé, no ví borroso, no tuve hemorragias de ningún tipo. No supe cómo me levanté, me revisé, me toqué el chichón que se me empezaba a formar. De hecho, en ese momento me asusté tanto que ni me dolió. Me terminé de bañar muy rápido, me vestí y con rapidéz me fui a buscar a mi mamá, para contarle.
Ella me tranquilizó y de inmediato me escuchó el latido del bebé. Todo estaba bien. Se mueve normalmente y su corazón late muy bien. A estas alturas, está muy bien protegido por su saco amniótico que lo amortigua y protege de cualquier golpe. Me puse hielo en la cabeza y estuve en la casa materna en reposo, consentida y tratando de estar ya más tranquila.
Toda la vida he pensado en mí misma. Soy responsable de mí y de lo que me pase. Esta vez pensé y sentí en plural. Porque ahora soy responsable, además, de esta vida chiquita que está dentro de mí. Somos dos. Tengo que cuidarnos. Y me dió mucho miedo que por mi descuido le pasara algo a él.
A Israel le pude contar lo que pasó hasta la noche, que hablamos por teléfono. Se preocupó, pero le dije que no fue mas que un susto. Cuando regresó de Veracruz, de madrugada, me dijo que no había podido dejar de pensar en lo que le conté que pasó. Y me dijo algo muy bonito, que tampoco había escuchado nunca de su boca. Después de pedirme que esté muy atenta, que me cuide, que extreme precauciones, habló en plural... Por primera vez, me dijo "LOS QUIERO"...
El hombre duro, preocupado, serio, estresado por su nueva condición de responsabilidad que se acerca cada vez más... el enamorado que me dice todo el tiempo que me ama más de lo que yo a él... el que me da besos de panza y que tiene miedo de que lo deje de querer cuando llegue el bebé... el que no quiere volverse un cursi cuando sea papá... el que no me acompaña a los ultrasonidos ni a los ejercicios como otros papás... él, me dijo esa madrugada, esa frase auténtica, sentida, única que no voy a olvidar en mucho tiempo... NOS QUIERE...
Así que me dormí, con la cabeza aún adolorida, pero ya tranquila, sintiendo toda la actividad de la cría que me reconforta porque me hace saber que está bien y, sobre todo, me dormí contenta porque sé que va a tener un papá que lo quiere desde ya... y estoy segura que se enamorará de él cuando ya lo tengamos en casa...
El maestro Barrón será un buen papá. Se desvela moviendo cosas de un lado a otro. Está construyendo el nido de nuestra cría.
Yo también... LOS QUIERO a los dos!!!
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