jueves, 27 de mayo de 2010

Rozaduras

Octavio se había salvado de las rozaduras pero desde la semana pasada noté cómo se empezó a irritar. Le duró varios días y me mortifica mucho porque lo he visto cómo le incomoda y le arde, al grado que cuando lo tomo de los piecitos y lo alzo, se retuerce como contorsionista para no dejarme pasarle la toallita para limpiarlo.


Traté de ver qué era lo que le había causado las rozaduras, puesto que en sus 6 meses, es la primera vez que le pasa. Creo que la razón principal es la introducción de alimentos sólidos y el consiguiente aumento de veces que hace caca y que son las mismas que hay que limpiarlo. La irritación coincidió en que compré unas toallitas húmedas baratas, de 13 pesos, que puede ser que contengan más perfume o alcohol y que eso, al pasárselas más veces en su colita le acabó irritando. Coincidió también con que le lavé todos los pañales, los tradicionales de franela y de manta de cielo, y usé suavizante en ellos, pudiendo ser lo que le provocara la quemadura. Coincidió con que empecé a ponerle ya la hoja de papel arroz entre la tela absorbente y su piel para facilitar la limpieza en el cambio del pañal, y pareciera que el papel fuera el causante de la molestia.

Le he estado poniendo crema de óxido de zinc, talco de fécula de maíz y polvo coloide para sus baños de asiento y se mejoró mucho. También, lavé todas las toallitas húmedas para quitarles el perfume (aguantan perfecto el lavado y se pueden reutilizar más de una vez) junto con los pañales con detergente biodegradable y sin suavizante y le retiré unos días el papel arroz. En cada cambio, lo he limpiado con las toallitas lavadas y rociadas con agua con bicarbonato. Parece que todo eso le había ayudado porque ya estaba casi normal, pero hoy, otra vez, apareció el enrojecimiento y el ardor. Estoy pensando que el papel arroz es el que no le ha caído bien a su piel, pero se me hace raro, puesto que por su fabricación natural debe ser muy amigable con la delicada piel de esa zona de los bebés :S ... No sé qué hacer, tal vez tenga que retirárselo definitivamente.

Voy a ir a la tienda naturista por un jabón de caléndula y quiero hacer la loción limpiadora que ví aquí para ayudarle a remediarle su pielecita y no arruinársela con cada cambio de pañal, pero hijoles, se estruja el corazón de ver que el niño sufre y por culpa de uno...

viernes, 21 de mayo de 2010

La historia de las cosas



Qué pena, mi niño, que este es el planeta al que te trajimos.

No queda de otra mas que cambiar de mentalidad y así tratar de rescatarlo, porque todavía se puede, si nos sumamos cada vez más gente para tratar de enmendar el daño que le hacemos a tu nido, el gran nido. La frase de que los niños son el futuro y que a ellos les tocará resolver los problemas que les dejamos ahora, me parece irresponsable y comodino. No, ellos son el presente y en este presente que vivimos, tenemos que construir para que cuando crezcan, nuestros niños sean personas concientes y con mentalidad diferente, responsable y respetuosa por la vida...

Sin duda, este video me parece revelador. Dunia me pidió que lo viera y lo difundiera. Es importante, Octavio, por tí, por todos...

martes, 18 de mayo de 2010

Analogía

Yo estaba lavando los trastes del desayuno. Israel de pronto llegó y me rodeó con sus brazos por donde se supone que debería encontrarse mi cintura y dijo: Nunca me voy a cansar de darte las gracias, tenemos un hijo muy bonito. Octavio es como El David de Miguel Ángel, nunca te cansas de mirarlo…

lunes, 17 de mayo de 2010

Medio Cumpleaño!!!

Para celebrar los 6 meses de Octavio viajamos a Pachuca. A diferencia del viaje anterior, esta vez el clima durante el trayecto fue muy bueno y no había mucho tráfico, así que llegamos pronto y bien. Pasamos días muy agradables, Octavio rodeado del amor de sus abuelos de allá y de mi mamá, mi tía Tere que también fueron con nosotros. Karel y Gaby llegaron desde Querétaro, así que el “medio cumpleaño” de Octavio sirvió de buen pretexto para reunirnos con la familia.

Cuando vamos allá, siempre nos ha gustado visitar los pueblos, los mercados, la pulquería… y esta vez quisimos hacerlo, con el ritmo con el que lo habíamos hecho siempre, pero no, es Octavio quien nos marcó ahora el ritmo o por lo menos a mí, que como no conoce el calor, puesto desde que nació ha hecho mucho frío, allá se puso incomodísimo en cuanto sintió el aumento de la temperatura y a llorar, como el único idioma para decirnos que no estaba a gusto. Así que, a donde íbamos de paseo, nos dividíamos, los señores a la bohemia y las señoras a cuidar al príncipe.

El calor en Actopan y en Teotihuacán era, para Octavio insoportable, así que los planes de subir a las pirámides para su encuentro con los Dioses o para tomarnos unos pulques en el mercado, se nos quedaron frustrados, y tuvimos, las abuelas y yo, que resguardarnos en lugares con sombra, dándole mucha agua, leche y electrolitos para refrescarlo y evitar que se nos deshidratara. Pero, con todo y eso, la pasamos muy bien. Son las nuevas adaptaciones, es la diferencia de ser una pareja sin hijos a tener que procurar que el niño esté cómodo y no se la pase mal por las cosas que quieren hacer los grandes.

Fue un viaje muy divertido porque todo giró en torno a celebrar a Octavio y sus 6 meses. Sigue igual de simpático y risueño. Es muy sociable, tranquilo y se porta muy bien viajando en el coche. Todos lo quieren mucho… nosotros lo amamos un poquito más cada día…


domingo, 9 de mayo de 2010

Homenaje

Cuando era muy chiquitito, cuando aún cabía dentro de mi mamá, escuché sus voces amorosas.

Abuelita Isabel ponía su trompetita en la panza de mamá, pegaba su oreja y con reloj en mano, contaba los latidos de mi corazón. Luego sus manos calientitas me buscaban, encontrando y enseñándole a ella dónde estaba mi cabeza, mis hombros y mis nalguitas. Yo respondía con saltitos. Mamá y yo siempre nos quedábamos tranquilos y seguros de que abuelita, con todo su conocimiento de enfermera, partera y con todo su amor, nos cuidaba y vigilaba de que estuviéramos bien, mejor que nadie.

Abuelita Rafaela nos llamaba desde Pachuca para cuidarnos a distancia desde que aún vivía como pececito nadando en mamita. Cuando se acercaba el tiempo de que naciera, invitó a muchas amigas y familia a una gran fiesta en honor a la futura mamá y mío. Así que viajamos a su casa y nos agasajaron, nos divertimos mucho y recibimos muchos regalos para mí, para mi bienvenida.

Un día abuelita Isabel observó que la presión de mamá estaba alterada y que eso era peligroso para ella y para mí, así que nos llevó a la clínica donde nos hospitalizaron para cuidarnos para que yo pudiera nacer bien. Pobrecita abuelita, tuvo que esperar afuera del hospital, con el frío de noviembre, horas y horas, solita, sin saber nada de nuestra salud. Después llegaron a acompañarla sus hermanas, siempre las mujeres solidarias, mis tías abuelas, que también me quieren mucho y que velaron por nosotros esa noche, para ayudarle a hacerle menos pesada la espera de noticias nuestras.

Esa noche nací. Y no sabía que me encontraría rodeado de amor, de mi mamá, sin duda, pero de esas dos mujeres que tanto hicieron y hacen por nosotros desde entonces.

Abuelita Rafaela viajó todo ese día para venir a vernos. Venía cansada, muy preocupada y sin comer un bocado, pero no le importó dejar su casa para estar con nosotros en ese crítico momento. Los grandes actos de amor y sacrificio de las mamás las hacen hacer todo, dejar todo, sin dormir, sin comer, ocupando su mente y corazón pensando en sus hijos…

A las dos las conocí ese día. Abuelita Isabel llegó a buscarnos a la sala donde nos llevaron a descansar después de esa noche tan larga. Ella me llevó mi primera ropa, me vistió, me limpió, le ayudó a mi mamá a cargarme, a darme leche. Abuelita Rafaela llegó por la noche y se quedó con nosotros, cargándome, ayudando a mamá a moverse, a comer, cuidándonos a los dos muy amorosamente.

Mi primera semana de vida estuvieron día y noche con nosotros. Mamita estaba enferma, cansada, asustada y deprimida. Sin mis abuelitas, nos hubiera sido muy difícil salir adelante. Pero ellas fueron nuestro gran apoyo. Nos consintieron, nos alimentaron, nos abrigaron con todo su cariño. Lloramos mucho cuando ella regresó a su casa, pero nos dejó encaminados ya, para vivir nuestra vida, los tres solitos.

Ahora ya cumplí 6 meses. Mis abuelos de Pachuca, me hicieron otra fiesta. De nuevo viajamos para allá y ahora sé que cada vez me quieren más. Se deshacen en atenciones conmigo y mis papás, y siguen dándome muchos regalos, pero sobre todo, me llenan de amor. Cuando regresamos a nuestra casa, la abuelita Rafaela se quedó muy triste derramando lágrimas porque estamos lejos de ella. Un poco de consuelo le queda de saber que acá, muy cerca nuestro, está otro ángel, la abuelita Isabel, cuidándonos siempre.

Yo no tengo otro modo de decirles que las amo más que con mi sonrisa y con estas palabras que escribe mamá, con las que externamos un poquitito de lo que sentimos por ellas dos, las mamás de mis papitos, mis dos abuelitas, a quienes quiero regalarles todo mi amor, en esta fecha que los adultos celebran como Día de las Madres pero que yo no la entiendo, puesto que, cada día, cada minuto, con todo mi corazón y mis poros, las celebro.

Celebro que estén aquí, que sean mías, que estén rodeándome con sus brazos amorosos.

Las quiero siempre conmigo…

Octavio

viernes, 7 de mayo de 2010

{momento}

Celebrando

Cuando reviso el archivo fotográfico de la familia, encuentro que hay muy pocas imágenes mías de bebé, tal vez, las únicas que hay son de cuando ya caminaba. Mucho menos hay un testimonio de los sentimientos de mi mamá, respecto a su maternidad y de su embarazo mío. Me hubiera gustado saber qué sentía, qué pensaba, cuáles eran sus dificultades, qué pasaba con mis hermanos… en fin… que, como a todos, me gustaría saber sobre mi historia desde que fui concebida, las historias de origen…

Por eso empecé a escribir este blog, a manera de diario, porque las cosas de las que no queda testimonio se pierden, se olvidan. Yo soy muy desmemoriada y quise hacerle a mi niño ésta, su historia nuestra para que sepa de cómo llegó a iluminar mi vida. Quiero que algún día él pueda leerlo y ver cuán amado y querido ha sido desde que estaba en mi vientre.

Hace un año comencé a escribir en El Nido de Octavio. Estaba embarazada de tres meses, y sintiendo superada la etapa crítica del primer trimestre, donde son más factibles los abortos espontáneos, empecé a llevar esta bitácora para recordar todo lo que estaba viviendo y sintiendo. Siempre me ha gustado escribir un diario y ahora, este espacio virtual me ha permitido seguir escribiendo mis sentimientos y emociones, ahora, como mamá. Inicialmente lo escribí en privado, sólo para mí y mi pequeñito in útero, luego se lo compartí al papá. Después de unos meses, invité a mi familia a leerlo, después a algunos contados amigos y finalmente, cuando nació Octavio quise compartir mi alegría con todo el mundo.

Así que estamos cumpliendo un año aquí. El mundo está quizá más dañado. Las noticias son malas. Crisis, devaluación, asesinatos, terrorismo, narcotráfico, extinción, cambio climático, pero ahora, un año después, tengo conmigo a mi hijito y vivimos con la esperanza de que las cosas mejorarán. Por él y por todos los demás niños que nacieron y nacen en este país. De verdad lo deseo, quiero que Octavio tenga un buen mundo donde vivir.

El Nido de Octavio sigue siendo, básicamente para él, pero celebro que a través de este espacio he encontrado coincidencias, diferencias, información, etc., que ahora forman parte importante de mi forma de ser y pensar como mamá, ya que este espacio me ha servido, además, para conocer un mundo del que no sabía nada. Antes nunca me había interesado ni leer ni investigar sobre temas de embarazo, maternidad, crianza, etc., por lo que también celebro haber “conocido” a todas las mamás que escriben sus experiencias personales, o que comparten información importante sobre estos temas, o que tienen tiendas donde se puede conseguir tantos productos para bebés, con ideología amigable para el ambiente y el bolsillo.

En fin, que seguiré escribiendo esta bitácora de viaje, que es nuestro viaje como papás de mi pequeño corazoncito. Leí por ahí, de una mamá twittera “Ser Mamá o Papá, es aceptar que tu corazón caminará por siempre fuera de tu cuerpo.” Y cuánta razón tiene.