jueves, 25 de febrero de 2010

Trabajo en equipo

Sin duda la transformación, de ser una pareja por tantos años sola a una pareja de papás primerizos, es una maravilla, un descubrimiento infinito, una gran alegría, pero también lleva un proceso de adaptación, lleno de roces, de puntos de vista contrastados, de muchos diálogos, de reorganización. Estos días me he sentido rebasada, el tiempo que invierto en las cosas de la casa y en ser la mamá de Octavio, me dejan poca libertad para desarrollar mi profesión. La economía familiar debe tener más de un sostén, así que me urge encontrar el punto de equilibrio para volver a ser, además de mamá y ama de casa, la diseñadora gráfica de siempre y poder llevar a la realidad nuestra empresa.

Entre los muchos diálogos, tratamos de llegar a acuerdos para hacer un verdadero trabajo en equipo, no sólo como papás de Octavio sino también como pintor y diseñadora. Tiene que ser así, si la carga la llevara uno de los dos nada más, sería como un hilo gastado que a la larga reventaría.

Hoy fue un día feliz. Salió el sol y eso, de por sí, motiva a levantar el ánimo. Mucho ajetreo y muchas actividades pero muchas ganas de tener un mejor entendimiento. Le instalamos, por fin, la sillita para bebé al coche, lo que me da mucha felicidad ya que significa libertad de movimiento para transportarme con Octavio cuando tengo cosas que hacer fuera de casa y que Israel no puede quedarse con él a cuidarlo. Tenía que resolver una cosa de trabajo pendiente en el Instituto de Ecología. Así que la estrenamos. Fue la primera vez que viajó en su sillita, tranquilo y observando el paisaje, mientras le caía el sueño arrullador de andar en coche. Yo manejé con mucha precaución y cuidado, pero también con mucha emoción ya que con esto, podré hacer más actividades y reanudar muchos de mis pendientes.

Octavio se portó muy bien, llevábamos buena música y abrigo, y al llegar allá me lo puse en el rebozo y se despertó, subimos las escaleras mientras le explicaba que lo que estaba viendo eran árboles y vegetación, y que lo que se escuchaba en el aire eran cantos de aves. Él estaba muy atento con sus ojitos maravillados de ver cosas por vez primera. Allá trabaja el tío Orlik, pero no pasamos a saludarlo puesto que Octavio se empezaba a poner inquieto así que regresamos a casa en cuanto resolví el pendiente. Le prometí que regresaríamos pronto al Jardín Botánico, en cuanto llegue la primavera, para que pueda sentir el pasto con sus piecitos descalzos. Seguro lo disfrutará.


Después de la comida, aprovechamos que todavía estaba bonita la tarde y nos fuimos, ahora sí los tres, al Parque Natura a pasear con el bebé y desestresarnos un poco de las presiones cotidianas. Esta vez lo llevamos en la carriola ya que hicimos una caminata de una hora por los andadores más pesados del parque. Fue un muy buen ejercicio. Acabamos molidos pero contentos de esta primera salida de Octavio a ese parque que tanto nos gusta. Ahora esperamos que se nos haga costumbre, como la teníamos antes de que llegara el niño.

En uno de los caminos nos encontramos un hormiguero. Siempre nos ha parecido hipnotizante observar a las hormigas. Era una fila de muchos metros de hormiguitas acarreando pedazos de hoja mucho más grandes que ellas, hacia un túnel, seguramente el hormiguero debajo de la tierra. Nos impresionó cómo ellas llevan a cabo su trabajo. ¡Ése sí es trabajo! y un gran trabajo en equipo.

Motivados y contentos por las maravillas de la naturaleza y sus seres, y por nuestras renovadas ganas para trabajar y criar a nuestro hijo, regresamos a la casa a seguir haciendo labores. Recoger ropa, lavar trastes, acomodar cosas pero también escanear imágenes, hacer bocetos, pensar ideas, retomar los encargos pendientes, escribir, etc. Puedo ser y hacer todas las cosas que quiero, muchas mujeres han podido cumplir con su triple jornada y cumplirla con gusto.

Ahora ya Octavio duerme y estoy organizando las cosas para mañana. Así son mis días, pero si siguen como hoy, seguirán siendo días felices.




martes, 23 de febrero de 2010

Amuleto

Cuando yo era niña me atraía mucho ver que los niños chiquitos traían como pulseras su Ojo de Venado. Pensaba con tristeza en el pobre venadito que se había quedado tuerto para que el niño en cuestión tuviera su pulserita, pero aún sabiendo del crimen cometido contra el animalito, se me antojaba portar mi propio Ojo de Venado. Seguramente mi mamá me explicó que eso sólo se lo ponían a los bebés, aunque no recuerdo si me dijo cuál era la razón. A mí me parecía estético y de “alcurnia” llevar uno en mi muñeca. Nunca me compraron uno. Ahora se que es una semilla y que popularmente se usa contra el llamado Mal de Ojo.

Desde que nació Octavio ha sido un niño muy llamativo. Mucha gente nos mira, nos sonríe, nos saluda, nos pregunta, nos felicita. Papá y mamá se esponjan como pavorreales orgullosos cada vez que esto pasa. No hace mucho, en el súper, una mujer joven nos dijo, alarmada, que cómo era posible que trajéramos al niño sin su Ojo de Venado, o de menos un hilito rojo alrededor de su muñeca y nos hizo varias recomendaciones para evitar las malas vibras. Otra, después de echarle muchos piropos, le puso una cruz de saliva en la frente. Yo, casi de inmediato, saqué una toallita húmeda de la pañalera y se la limpié.

El domingo, aprovechando la tregua de buen clima, salimos a pasear a Coatepec. Siempre vamos a los mercados de los pueblos buscando olores, texturas, sabores, imágenes, objetos y demás cosas interesantes que sólo se pueden encontrar en esos universos que son los mercados. Y así, dando de vueltas, no tardamos en encontrar un puesto donde vendían, entre otras cosas, Ojos de Venado. Como soy librepensadora, no creo en el Mal de Ojo y la pulserita de Ojo de Venado me sigue pareciendo estética y simpática para ponérsela al salir a pasear, y como yo nunca tuve una, cumplí mi deseo frustrado comprándole una a Octavio, más por folclorismo que como amuleto en sí... pero por si las dudas y ante tanta insistencia popular, no vaya a ser…

Resulta que, aunque los orgullosos papás traían a su retoño ahora ya protegido contra las malas vibras, regresando a casa, el niño se puso chillón y con su ojito izquierdo chiquito y lagañoso. Si fue resultado de una mala mirada o porque el Ojo de Venado recién adquirido haya salido defectuoso, el caso es que al ojo de Octavio le cayó una infeccioncita. Como sí creo en las propiedades medicinales de la herbolaria, le eché gotitas de manzanilla y su ojito ya va mejorando.

Así que, la moraleja es que los Ojos de Venado sí sirven… lo leí en Yahoo Respuestas: "Al venado le sirven para ver, y a nosotros nos sirven pos pa que nos mire el venado." ;D






lunes, 22 de febrero de 2010

La leche y sus metáforas

"… Comenzar a vivir, crecer, es un proceso doloroso: nuestra vida se inicia como un desprendimiento y culmina en un desarraigo. En el mundo prenatal deseo y satisfacción son uno y lo mismo; el nacimiento significa su disyunción y en esto consiste el castigo de haber nacido. En ese castigo comienza también la conciencia de ser: sentimos nuestro yo como sensación de cercenamiento de lo otro. Pero hay una substancia prodigiosa que hace cesar la discordia entre deseo y satisfacción: la leche maternal. En ella el placer y la necesidad se conjugan. La lactancia atenúa la distinción entre sujeto y objeto. La unidad se restablece y por un instante el uno es el otro. En una imagen doblemente admirable, por su exactitud visual y por su penetración espiritual, Hölderlin dice que el niño pende del pecho de su madre como el fruto del ramo. Así es: el niño vuelve a ser de nuevo parte del cuerpo del que fue arrancado. La substancia que cicatriza la herida es la leche, la savia maternal.
La lectura es una metáfora doble. En uno de sus extremos, reproduce la situación infantil original: la escritura es la leche mágica con la que pretendemos disipar la separación entre el sujeto y el objeto. En el otro extremo, despliega ante nosotros una antigua y compleja analogía. Desde el principio del principio el hombre vio en el cielo estrellado un cuerpo vivo regado por ríos de leche luminosa e ígnea; a esta visión, que hace del cosmos un inmenso cuerpo femenino, se alía estrechamente otra: las estrellas y las constelaciones se asocian y combinan en el espacio celeste y así trazan figuras, signos y formas. La leche primordial se transforma en vocabulario, el cielo estrellado es un lenguaje. La leche estelar es destino y las figuras que dibujan los astros son las de nuestra historia. La leche es vida y conocimiento. Vieja como la astrología, esta metáfora ha marcado nuestra civilización: signum, es señal celeste, constelación; también es sino: destino. Los signos son sinos y las frases que escriben las estrellas son la historia de los hombres: los signos estelares son la leche que mamamos de niños y esa leche contiene todo lo que somos y seremos. "
Fragmento del libro Sor Juana Inés de las Cruz o las Trampas de la Fe
Octavio Paz


miércoles, 17 de febrero de 2010

El Venadito


Cuando el venadito baja
a beber del manantial,
siempre ve a otro venadito
que dentro del agua está.

En ese remanso claro,
en el terso espejo aquel,
ve que el venadito abajo
es en todo igual a él.

¡Salte del agua, ven a jugar!
¡Vamos al llano a corretear!
Quiero saber si me ganas
cuando te de la señal.

¡Ponte muy listo para correr!
¡Uno, ... dos, .... y tres!

Pero la imágen del agua
ni le habla,
ni le intenta seguir.

Y el venadito
siempre solito
se va de allí.

http://www.cri-cri.net/Canciones/elvenadito.html

domingo, 14 de febrero de 2010

Cien días

Ayer cumplimos cien días!

Es increíble ver todo lo que ha pasado en ese tiempo, pienso en Octavio chiquitito cuando nació hasta ahora y me parece increíble! Es una maravilla cuánto ha crecido y todo lo que ha cambiado. Con su ropa de minisrael se ve ya como todo un hombrecito. Parece que ya le empiezan las molestias e incomodidades por la salida de los dientes. Se me hace pronto para esto, pero me dicen que algunos bebés empiezan por los cuatro meses y Octavio ya va para allá...

Quiero disfrutarlo mucho, quiero ser una esponja para absorber cada uno de sus días, cada sonrisa, cada descubrimiento, cada nueva emoción. Estoy muy feliz de mis 100 días como mamá.

Cien días de que llegaste a nuestra vida

Cien días de ser tus padres

Cien días de aprendizaje

Cien días de adaptación

Cien días de felicidad!!!

viernes, 12 de febrero de 2010

Fils de mimos

Siguiendo la antigua tradición de ir a "buscar a los bebés a París", en diciembre de 2007 fuimos allá con la intención firme de traérnoslo ;D, y aunque nos aplicamos, el bebé no quiso venir hasta casi dos años después. Y ahora lo tenemos aquí! Nuestro niño está cada día más hermoso y nos ilumina la existencia.


Algún día regresaremos y entonces seremos tres, caminando por las calles de la Ciudad Luz, a la orilla del Sena.


Anoche vimos de nuevo Paris je t'aime y Octavio parecía estar muy atento a la película. A propósito del Día del Amor, este es el segmento "Tour Eiffel", que narra la historia de cómo se conocieron los papás de Jean Claude, el pequeño hijo de mimos :D




martes, 9 de febrero de 2010

Lágrimas

A menudo los hijos se nos parecen,
así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.

J.M Serrat


Octavio tu llanto me sacó las lágrimas...

Tienes toda tu confianza depositada en mí, por lo que, fuiste contento conmigo a que te vacunaran. Platicaste y le enseñaste tu hermosa sonrisa desdentada a la enfermera, que después de un ratito te inyectó y te hizo llorar. Las primeras lagrimitas que te escurrieron de tus ojitos almendrados y tu llanto inconsolable, me partieron el corazón. Quisiera que no sintieras ningún dolor, que nunca sufras por nada.... ahora entiendo cuando los papás dicen que preferirían cambiar de lugar y sufrir ellos en lugar de sus hijos... O como cuando despiertas llorando, quisiera que nunca tuvieras pesadillas… No sé qué puedes estar soñando, pero movería el mundo si pudiera hacer que sólo tuvieras buenos sueños, de esos que te hacen sonreír y nunca de los que te hacen llorar.

Estuve cuidando tu sueño hasta la madrugada, en que te desperté para que comieras, y estar cerquita, pegadito tu cuerpecito con el mío, nos reconfortó a los dos… te dije cuánto te amo y te deje dormir tranquilo.

Esto que no conocías, se llama dolor, pero es pasajero y, éste, es por tu bien... son las vacunas, se repetirá varias veces más pero es tu protección contra las enfermedades, para que seas un niñito sano y feliz....

Así que sigue confiando en mí, en nosotros y en todos los que te queremos…

Duérmete, hermoso, yo aquí te cuido….

lunes, 8 de febrero de 2010

Viaje iniciático

Para celebrar el cumpleaños de Israel y los tres meses de Octavio, hicimos su primer viaje "largo" la semana pasada. Lo llevamos a Pachuca, a que lo conociera su abuelo. El viaje de ida fue muy estresante porque salimos tarde de Xalapa, se nos hizo de noche y llovió durante todo el trayecto. Por fortuna llegamos bien. Aunque la mayoría de los días hizo mucho frío y lluvia, fue una buena experiencia la de viajar con el bebé. Claro, Octavio se la pasó la mayor parte del tiempo dormido. Mi mamá le canta "este niño lindo, que nació de noche, quiere que lo lleven a pasear en coche" y es cierto, en cuanto se sube al coche se duerme de lo más plácido. Los abuelos estuvieron muy felices con su nietecito de visita. Estuvo muy apapachado por ellos y mi mamá, que también fue con nosotros. Siguió recibiendo muchos regalos porque a la menor provocación le compramos más ropa, zapatos, juguetitos, como si el pobre niño no tuviera ;D. Así que seguirá estrenando. La abuelita Isabel le regaló a Octavio la sillita del coche para estrenarla en el viaje de regreso, pero no se la pudimos instalar allá, así que por lo pronto seguiremos llevándolo en el bambineto hasta que logremos ponersela al coche y ya pueda viajar sentadito y seguro en ella. Se portó muy bien, es muy tranquilito y nos tiene enamorados a todos. Queremos que Octavio tenga siempre presente a sus abuelos y a Pachuca, como la tierra de sus orígenes, así que esperamos poder llevarlo cada dos o tres meses para allá. Estoy segura de que lo disfrutará cada vez más y para nosotros será siempre, muy chida la experiencia de viajar con él...

jueves, 4 de febrero de 2010

Vuelta a lo natural

Una de las cosas de las que más he estado convencida desde mi embarazo, es que quería regresar a las cosas de antes, regresar a la crianza natural, es decir amamantar, usar pañales de tela y cargar a mi bebé con rebozo.

Me preocupó mucho cuando al principio me costó mucho trabajo producir leche porque, además Octavio no podía agarrar bien el pezón y empezar a succionar. Pero lo logramos! Y, aunque al principio Octavio no aumentó el peso que debía de aumentar y le tuve que complementar, por prescripción de la pediatra, la lactancia con fórmula, yo le sigo dando lo más que puedo de leche materna, lo cual me hace muy feliz y creo que a Octavio también, aparte de las bondades y beneficios de que, como se dice popularmente, "tome chichi". Aunque no es lactancia materna exclusiva, quiero prolongarla lo más posible.


Siempre me atrajo mucho ver a las mujeres del campo, o a las que venden en los cruceros cargando a sus bebés en sus rebozos. Me ha tocado, cuando voy manejando y me toca el alto, observar a las niñas cargando a sus hermanitos y acomodarselos en el rebozo con gran maestría.

Ellas son herederas de la tradición indígena de cargar a los bebés pegaditos a su cuerpo, llevarlos con ellas en sus actividades diarias, con las manos libres y con los niños cómodos y tranquilos. Ahora me he documentado mucho sobre el porteo de los bebés y sobre los cargadores de tela. Cuando nació Octavio me compré un cargador de anillas y un fular, y me encanta usarlos. Ahora quiero adquirir un mei tai. Siempre llamamos mucho la atención cuando me llevo a Octavio cargado así, ya que por lo menos en Xalapa, es mucho más común ver a las mamás con sus bebés en la carriola o en cangurera que en rebozo o cargadores de tela.

Le pregunté a Orlik sobre su opinión, como biólogo, sobre el impacto en el ambiente, de usar pañales de tela o pañales desechables. Sin duda, los de tela son menos dañinos porque son reutilizables al contrario de lo contaminantes que son los materiales plásticos de los pañales desechables. Investigando, encontré muchas páginas que venden pañales de tela modernos y adquirí algunos para tener de modelo, ya que también compré un manual para mandarlos a hacer con la costurera. Son caros pero creo que es una buena inversión. Pero mi mamá y mis tías me regalaron de los pañalitos de franela, del tipo de los que ellas usaron con nosotros, así que sólo estoy esperando que regrese el buen tiempo para poder usarlos, ya que con tanta lluvia no se secarían. Tengo la firme convicción de que puedo poner mi granito de arena con el ambiente al utilizar la menor cantidad posible de pañales desechables utilizando con Octavio los pañales de tela, a la vieja usanza.

En fin, hay muchas cosas que quiero seguir haciendo y aprendiendo sobre la crianza con apego y la vuelta a lo natural. Estas son algunos de los sitios que he ido encontrando sobre estos temas:

Criando Creando
Mimos y Teta
Red Canguro
Rebozitos
Xilpayatl
Agugu-Tata
Centro La Milpa